El avance tecnológico ha logrado que los profesionales puedan abordar eficazmente las diferentes intervenciones mediante el uso de herramientas, medios o accesorios de última generación. Esta tecnológica logra que los intervinientes puedan llegar a un nivel de eficacia y de eficiencia antes nunca visto.

Si dentro de los rescates técnicos nos centráramos en los rescates en vehículos, podríamos darnos cuenta de que la tecnología de las herramientas para rescates en vehículos avanza al mismo ritmo que la tecnológica industrial en la fabricación de los vehículos. En poco tiempo esto mismo ha influenciado notablemente en la forma de realizar maniobras de extricación (excarcelación) posibilitando que las intervenciones sobre rescates en vehículos se realicen con mayor precisión, rapidez y ofreciendo una mayor calidad al afectado.

Algunos ejemplos del avance de la tecnológica en las herramientas o en el cambio en la realización de las técnicas de extricación (excarcelación) son:
• Desde las primeras herramientas de batería hasta el avance más moderno que usa la mecatrónica.
• Desde utilizar generalmente el separador para retirar una puerta hasta la utilización del destornillador de impacto.
• La utilización de dispositivos novedosos para bloquear vehículos eléctricos y poder intervenir con seguridad, Etc.

El profesional no solo debe tener a su disposición la última tecnológica de innovación y desarrollo (I+D), debe también mejorar en el desarrollo de sus habilidades blandas (factores humanos) con el fin de lograr una gestión preventiva del error humano. La gestión de los factores humanos es la herramienta que hace que todo profesional pueda abordar cualquier situación con profesionalidad, queriendo intentar llegar a la perfección y disminuyendo con ello el fallo en las acciones que realizará durante todo el procedimiento de la intervención.
La gestión de los factores humanos, aunque es nueva en los servicios de bomberos, ya existe en profesiones en las que la cadena de errores debe cortarse lo antes posible. Dicha gestión de los factores humanos nace en el ámbito de la aviación y es conocida como CRM (Crew Resource Management).

La gestión de los factores humanos (CRM) se vuelve pionera cuando profesionales del sector de la aviación se dan cuenta de que, aunque la tecnología de los aparatos es de última generación, siguen produciéndose accidentes importantes. Es a raíz de la investigación de un grave accidente cuando se dan cuenta de que el problema y la solución no estaba en mejorar la tecnológica de los aviones, sino en mejorar el factor humano de los tripulantes de cabina. Debían mejorar sus habilidades y su preparación para afrontar incidentes y solucionarlos con eficacia y rapidez.

El CRM se está empezando a implantar en los servicios de bomberos de Estados Unidos pasándose a llamar CRM (Crisis Resource Management). En él se abordan las llamadas habilidades no técnicas o también denominadas habilidades blandas. Estas son las habilidades que marcarán la diferencia entre realizar una intervención casi perfecta o que puedan aumentar la probabilidad de que aparezcan los errores.
El 70% de los errores en las intervenciones se producen a raíz de los factores humanos y generalmente no por falta de conocimientos, sino como consecuencia del bajo nivel de desarrollo de las habilidades no técnicas.

La formación en gestión de los factores humanos en los servicios de bomberos tiene como objetivo coordinar, utilizar y aplicar todos los recursos disponibles de cada interviniente.
Los puntos claves o habilidades no técnicas a desarrollar en la gestión de los factores humanos son:
• Liderazgo
• Comunicación efectiva
• Control de estrés
• Toma de decisiones
• Trabajo en equipo
• Conciencia situacional, Etc.

Si bien todas estas habilidades son de suma importancia en cualquier intervención, existe una que es primordial en las intervenciones de Rescate en Vehículos: la Proactividad.

Podríamos definir proactividad como el actuar de manera rápida y estratégicamente, tomando decisiones, mejorando y desarrollando actitudes capaces de predecir problemas y actuando incluso antes de que sucedan.

Si analizamos esta definición podemos darnos cuenta de la importancia que tiene la proactividad en las intervenciones de rescate en vehículos. Dichas intervenciones se abordan en escenas de poco tamaño en las que existen muchos intervinientes que deben realizar diferentes funciones en un corto periodo de tiempo y con un orden establecido para que la intervención fluya ordenadamente. No es fácil realizar una intervención de rescate vehicular en la que todos los intervinientes realicen su rol y que piensen en la siguiente función que tendrá que realizar al cabo de unos minutos.

Para conseguir ese objetivo en la intervención se debe trabajar la proactividad participativa. Debe llegar al interviniente el mensaje que el objetivo de la intervención es asumir el rol establecido de forma grupal y nunca personal. Para ello, debemos saber diferenciar entre proactividad y reactividad. A las personas reactivas les afecta la situación y el entorno les influye, provocando que el interviniente quede a merced de las circunstancias y con una actitud pasiva.

Podríamos exponer un ejemplo de proactividad: una intervención en donde se encuentra un vehículo volcado y el afectado se encuentra en el interior en posición decúbito prono sobre el techo. El equipo técnico se encuentra realizando unas maniobras de extricación (excarcelación) en la que deciden retirar las puertas de un lateral del vehículo. En ese instante los intervinientes que se encuentra fuera no deberían estar mirando como el equipo técnico está realizando dichas maniobras de apertura o retirada de puertas, sino que deberían estar analizando y decidiendo qué maniobra de extracción realizarán cuando el equipo técnico retire las puertas. Esto es un claro ejemplo de proactividad, adelantarse a lo que ocurrirá en beneficio del equipo y de la situación. Si por el contrario los intervinientes se quedan mirando como el equipo técnico terminan de retirar las puertas, hay un eslabón que no está funcionando y que hace que la intervención se ejecute en mayor tiempo y con menor eficacia. Se trata de un claro ejemplo de la reactividad, puesto que él individuo no ha pensado en la misión del equipo de trabajo sino en si mismo al permanecer mirando como se realizaba la maniobra.

En definitiva, y sin lugar a dudas, la gestión de los factores humanos se irá integrando en poco tiempo en los servicios de bomberos como herramienta primordial, no solo con el fin de mejorar las intervenciones, sino para aumentar la seguridad y la calidad de vida de los intervinientes. Dichos factores al fin y al cabo abordan las habilidades interpersonales, habilidades que son fundamentales para las personas y para los equipos de trabajo que integran una institución.

Iván Cabrera Sosa

Equipo de rescate técnico en vehículos para FIRES Foundation (Houston, E.E.U.U)

 

ACERCA DEL AUTOR :

 Iván Cabrera Sosa


Agente de bombero del Servicios de Extinción de Incendios y Salvamento de Las Palmas de Gran Canaria (2004)

Instructor Nivel I de NFPA 1041 certificado por Texas SFFMA (State Firefighters and Fire Marshals Association of Texas)

Instructor Nivel II NFPA 1041 certificado por Texas SFFMA (State Firefighters and Fire Marshals Association of Texas)

Instructor de Servicios Operativos de Emergencia (Universidad de Valencia)

Técnico Superior en Coordinación de Emergencias y Protección Civil (Ministerio de Educación y Formación Profesional, España)

Instructor en FALCK SCI (España)

Operario cualificado en instalación y/o mantenimiento de sistemas de protección contra incendios (C515-CPPCIOT-7/21) (CEPREVEN)

Instructor y evaluador de pilotos y tripulantes de cabina (Binter, Canaryfly, Canair)

Equipo de rescate técnico en vehículos para FIRES Foundation (Houston, E.E.U.U)